La equinácea es una planta perenne de América del Norte apreciada por la belleza de sus flores pero sobre todo por sus propiedades beneficiosas.
El género incluye varias variedades pero las más cultivadas y conocidas son: Echinacea pallida, E. purpurea, E. angustifolia, plantas que son fáciles de cultivar en maceta y plantadas directamente.
Ingredientes activos de la equinácea
Esta planta sana utiliza la raíz, la parte más rica en principios activos. Además de equinacósido y ácido chicórico, los componentes principales con una potente acción antiviral, la raíz de la equinácea contiene altas concentraciones de: quinaceína, resina, inulina, betaína, ácidos fenicos, azúcares, fitosterinas, aceites esenciales, flavonoides, ácidos grasos insaturados y ácidos grasos.
En virtud de esta gran cantidad de principios saludables, la equinácea es reconocida como una actividad antiinflamatoria, antibacteriana, inmunoestimulante, antifiebre y antigripal altamente eficaz.
Además, estudios recientes también le atribuyen una acción anticancerígena válida.
Los extractos de equinácea, utilizados en forma de decocción, lociones, compresas, cápsulas o tintura, actúan contra las dolencias invernales (tos, resfriado, bronquitis), dermatitis de cualquier naturaleza. Previenen y combaten el herpes y las aftas; promover la cicatrización de heridas.
Las decocciones y cápsulas ayudan a eliminar las toxinas acumuladas en el hígado y los riñones. Las envolturas son buenas para las quemaduras solares y la picazón causada por las picaduras de insectos.
La equinácea también se utiliza en cosmética para la preparación de cremas tópicas.
Advertencias y contraindicaciones
Para tomarlo, te recomendamos que consultes a tu médico. La equinácea no debe administrarse durante el embarazo, durante la lactancia, en sujetos que utilicen analgésicos, antipiréticos y cortisona y especialmente en niños menores de un año.





