La plantas bulbosas de primavera, los plantados en el suelo y los cultivados en macetas en regiones con un clima muy duro, necesitan protección basal para evitar daños y traumatismos a su frágil sistema radicular causado por heladas nocturnas y temperaturas diurnas demasiado bajas.
Aunque en esta época del año las plantas bulbosas parecen estar hibernando en realidad para florecer en los primeros calurosos de la primavera ya están trabajando para generar la parte aérea con sus tiernos brotes y, para ayudarles a sobrevivir incluso en estas condiciones extremas, Es aconsejable protegerlas con un mantillo ligero de hojas secas o paja para distribuir uniformemente a los pies de las plantas.
El mantillo funciona como un aislante térmico de doble acción:
- evita la pérdida de calor que se ha acumulado en el suelo con la radiación solar;
- constituye una barrera protectora contra las heladas que naturalmente tiende a infiltrarse en las capas más profundas del suelo.
Si el mantillo es viejo, es recomendable renovarlo para evitar que la humedad acumulada en las hojas y la paja sea el vehículo natural de algunas enfermedades fúngicas que causarían graves daños a los bulbos.
Hacia finales de febrero o cuando se evita el período de heladas, el mantillo debe retirarse por completo para permitir que los nuevos brotes se fortalezcan mediante la fotosíntesis y así tengan la energía necesaria para cubrirse nuevamente de hermosas flores que con sus colores y aromas anuncian la llegada oficial de la primavera.