La naturaleza nos ofrece una gran cantidad de arbustos, de los más variados tamaños, que en determinada época del año se llenan de flores, conformando escenarios sumamente interesantes. Veamos algunos de ellos juntos.
Todo el oro de la primavera, y cuando decimos esto nos referimos a Forsythia x intermedia, que antes de las hojas se cubre con una prodigiosa masa de flores doradas. Planta adaptable a todos los terrenos, forma una masa de flores que le da al jardín un aspecto radiante. En esencia, estos son arbustos de rápido crecimiento que adquieren un color interesante incluso en otoño, ya que las hojas se tiñen de un hermoso amarillo intenso. La poda debe reservarse solo para las ramas viejas, después de la floración, ya que el año siguiente se realizará sobre la madera del año anterior.
Originario de Japón, donde crece hasta los 1800 metros, pero perfectamente ambientado en nuestros climas, Viburnum tomentosum evoca un delicado bordado de flores y hojas. Cuando en mayo, entre las ramas extendidas y las grandes hojas oscuras, se abren las flores blancas en forma de paraguas, es verdaderamente espléndido.
Para ser utilizado solo o en grupos de 3-4 ejemplares que formarán una masa vigorosa que puede alcanzar los 3 metros de altura por 6-7 metros de ancho. También es adecuado como seto para ser utilizado en asociación con otros árboles de hoja caduca.
Un árbol de luz plateada, el Cornus alternifolia Argentea, apto para crear fondos de gran valor estético gracias a la extraordinaria ligereza de su apariencia. Esta especie, originaria de Minnesota, resiste hasta 25 grados bajo cero, pero en verano quiere un clima bastante fresco, un suelo húmedo y fértil y completamente libre de calizas. Más tolerante en términos de suelo, el nuestro, también del tipo abigarrado, también se puede utilizar en forma tupida para masas ligeras y setos mixtos.
