Se trata de una raza de perro grande que tiene orígenes muy antiguos. De hecho, se ha hablado de estos perros desde la lejana época de los pastores de Asia Central.
El Pastor Caucásico, como su nombre indica, es uno de esos perros que en la antigüedad, especialmente en la zona de la Cordillera del Cáucaso, se usaba para proteger al ganado, tanto para protegerlo de ladrones como de depredadores. Aquí en Europa, esta raza ha comenzado a ser más conocida y, por lo tanto, a difundirse, solo hace relativamente poco tiempo, es decir, a partir de la década de 1970.
En armonía con sus orígenes, el Pastor Caucásico conserva unas características de carácter bastante similares a las que lo convirtieron en un excelente perro guardián en la antigüedad: es absolutamente fiel, valiente, de carácter fuerte y atento y muy, muy territorial. Esta última característica, en particular, presupone una educación adecuada por parte del propietario. De hecho, al apegarse mucho a las personas de su familia, este perro, si detecta un peligro externo, puede volverse bastante agresivo.
Incluso con los niños, a los que adora y con los que convive muy bien, el Pastor Caucásico puede mostrar signos de impaciencia, pero solo en los casos en los que se ve envuelto en juegos 'ruidosos' y molestos. Por otro lado, este perro también se presenta como muy reflexivo y tranquilo, a veces bastante reservado, mostrando que prefiere el silencio al caos y los ruidos violentos. Se las arregla para hacerse entender bastante bien, demostrando una gran capacidad comunicativa. Esto especialmente con miembros de la familia o con aquellos que conoce bien. Con los extraños, en general, es desconfiado y reservado.
