El San Bernardo es una de las razas más conocidas del mundo. No tanto por la cantidad de ejemplares repartidos en los hogares, sino porque es reconocible iconográficamente, dadas las innumerables ocasiones en las que se representa a este perro. La evidencia de esta antigua raza se remonta incluso al siglo XVII, cuando el pintor napolitano Salvator Rosa pintó un perro en uno de sus cuadros que, en características y colores, era absolutamente similar al actual San Bernardo. Esta raza pertenece al gran grupo de los molosos y, como todos los perros pertenecientes a este grupo, tiende a establecer una relación de profundo apego especialmente con su dueño y, en general, con las personas que considera 'amigos'. Siendo un perro extremadamente sociable, logra establecer una relación única y particular incluso con los niños. De carácter muy tranquilo, el San Bernardo es un perro discreto, que por momentos permanece horas al margen o en silencio junto a su amo, sin dejar sentir en lo más mínimo su 'incómoda' presencia.
Pero, si es necesario, también puede resultar un excelente perro guardián que, sin llegar a ser necesariamente agresivo o violento, es capaz de ser muy atento y reactivo, perceptivo de inmediato del peligro inminente. Es un perro muy sensible y por ello, bien entrenado, consigue desarrollar su naturaleza de forma óptima lo que lo hace muy útil para el ser humano en muchos casos de emergencia, como el rescate de montaña o el rescate de seres humanos en el alcance de los desastres. De hecho, el San Bernardo tiene una excelente resistencia física tanto a la fatiga como al frío y también es un compañero insustituible en el campo de la terapia con mascotas.
