Perros en el jardín: reglas para la convivencia

Tabla de contenido

Los perros y el jardín, una convivencia que puede parecer decididamente difícil a primera vista, pero que con un poco de buena voluntad es más que posible. El problema es entender cómo, como suele suceder que un perrito un poco exuberante, para correr tras algún lagarto, en muy poco tiempo pudo arruinar seriamente el trabajo de meses y meses que era necesario para dar una apariencia definitiva. el borde mixto tan codiciado.

Pero ya sabes, los perros no son jardineros y por eso tienes que educarlos. Pensar en poner cercas en el jardín, que no son más que jaulas un poco más cómodas, es una tontería, así como una maldad, porque sería como tener al perro en la cárcel. Lo mismo si crees que la solución puede ser mantener encadenado al amigo de confianza, otra condición que solo entristecería y estresaría al pobre perro de turno. Con un poco de paciencia y utilizando algunos trucos, es posible acostumbrar a tu amigo de 4 patas a no invadir determinados espacios.

El perro es un hábito, por lo que una pequeña barrera temporal podría acostumbrarlo a no acceder a determinados espacios, parterres o algún otro sitio bastante particular.

Una vez acostumbrado, incluso en ausencia de la barrera, que podría estar representada por una malla metálica o una pequeña valla, generalmente tendrá cuidado de no frecuentar aquellas áreas que le estaban cerradas.

Alternativamente, hay repelentes para perros y gatos en el mercado que deberían, condicionalmente, disuadir a nuestros amigos de acceder a las áreas del jardín donde se ha colocado el bolardo. Ver es creer.

Va a ayudar al desarrollo del sitio, compartir la página con sus amigos

wave wave wave wave wave